Muchas veces creemos que el mejor centro de ski es el más grande, más moderno y con más andariveles, pero se nos olvida realmente donde estamos insertos cuando vamos a esquiar; en la montaña. Entonces es que llegamos a ese tremendo centro de esquí y realmente no disfrutamos del paisaje, de la majestuosa cordillera de Los Andes que tenemos frente a nosotros y que nos acoge amablemente. Es por eso que quedé un poco alucinada con Antillanca. Nunca había tenido la oportunidad de
visitar este “pequeño” centro de esquí, a solo 98 km. al este de Osorno, en medio del Parque Nacional Puyehue, en las faldas del volcán Casablanca.
Cuenta con tres andariveles de arrastre y uno de silla, que te llevan a distintos puntos dentro de las 512 ha. del centro. Y esto es lo que hace majestuoso a este lugar, es que realmente el territorio esquiable es tremendo, un paraíso para el esquí fuera de pista y el esquí backcountry.
El centro de esquí cuenta con 13 pistas, verdes, azules y rojas. Pero la parte entretenida es que al tomar cualquiera de los andariveles, te pones las pieles, raquetas o simplemente a pie, te alejas un poquito del centro y ya estas en un paraíso, pura nieve fresca, sin pisar, sin ruidos y con la tremenda vista al volcán Puntiagudo, volcán Osorno, volcán Casa blanca, volcán Puyehue y para rematar, lago Rupanco y Puyehue, una verdadera puerta de entrada a la Patagonia.
Quizás no sean muchos los días en que Antillanca nos reciba con un día despejado, pero ahí esta la magia, porque cuando esas nubes se van y dejan ver ese paisaje, es que no dan ganas de irse. Te das cuenta del tremendo cordón montañoso esquiable frente a nosotros. Pura paz y armonía.
A veces son centralizamos mucho y solo nos fijamos en los grandes centros de esquí de la zona central de Chile, pero en nuestra zona sur tenemos una hermosa cordillera, rodeada de un paisaje que no tiene nada de que envidiarle a ningún otro paisaje del mundo. Y la calidad de las personas es realmente gratificante, donde todos te saludan, te sonríen y te invitan a conocer más de todo ese prístino terreno.
Muy agradecida de mi paso por Antillanca, de los cerritos esquiados y de los tremendos momentos compartidos. No puedo dejar de compartirlo de mostrar un poco más de los inspiradores paisajes de Chile.