Cordillera v/s Playa

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Terminada una mantención de 15 días en la casa de Farellones, que en esta época y casi en todas, tiene una asombrosa semejanza al paraíso, decidí tomarme estos tres días de Semana Santa en Santiago, ciudad a la que casi nunca vengo, horrorizado por la congestión y el estrés que me provoca. Pero debía darle una oportunidad y planeé turismo urbano, tan distinto del turismo aventura que he practicado toda mi vida. Fue una revelación; subí el Santa Lucia, visite el Museo de Bellas Artes, camine por el Forestal, almorcé en la Vega, y remé en la laguna de la Quinta Normal.

Que hermosa ciudad, que limpia, que verde, que ordenada. Una ciudad solo para mí, todos partieron apurados, unos el jueves tarde, otros el viernes temprano a participar en los “tacos playeros”, no pueden prescindir de ellos; las carreteras saturadas, tiempos de viaje insólitos, la playa cara y atosigada de gente necesitada de “tomar aire”, salir de la rutina de la urbe.

Me tocó vivirlo hace 50 años atrás, decalaje en tiempo de países desarrollados con respecto al nuestro. Las playas amables de Europa, las del Mediterráneo, se saturaron; hubo que buscar más lejos, Grecia, España, el costo era alto, por lo que la oportunidad de la montaña se presentó como una alternativa al alcance de la mano, más económica, novedosa y desconocida como destino estival.

Los Centros de Esquí, hasta entonces solo de explotación comercial invernal, tomaron la oportunidad con rapidez y eficiencia, y propusieron programas atractivos, al igual que sus precios y comenzaron a darle vida veraniega a una infraestructura que solo rendía con nieve y que moría con su partida.

Hoy los Alpes, los Pirineos, los Apeninos, los Urales, son locaciones con dos temporadas relevantes. Si a este fenómeno, le agregamos la sabia decisión de estos gobiernos desarrollados, (Francia por ej.), de parcelar las vacaciones del país en 3 periodos, lo que significa que las vacaciones invernales no duran 15, si no 45 días, dando así un espacio amplio, descongestionando a la industria y una demanda que dispone así de alternativas holgadas en uso del tiempo y mejores tarifas, debido al aumento del periodo de explotación de la infraestructura.

Muy bien encaminado el incipiente esfuerzo que hacen algunos Centros recientemente; como Farellones con su Parque de Nieve, La Parva y Nevados de Chillan con el Mountain Bike. Actividades que, si bien fueron intentadas anteriormente, no prosperaron por la competencia imposible de igualar de la playa a una hora, sol, arena y mariscos. Pero ahora, con la playa a 4 hrs. de ida y 4 hrs. de vuelta, precios insólitos, y el día de “vacaciones” dentro del auto, está cambiando el escenario.

La bicicleta se masifica muy rápidamente. Vi estos días de mis vacaciones urbanas, como está pedaleando el chileno; parte de la costanera de Providencia, cerrada para este efecto los feriados, una red de ciclovías urbanas y de outdoors en constante crecimiento, una fecha de Copa del Mundo de Mountain Bike, el finde semana pasado en el Centro Cordillera, (Valle Nevado, Colorado, Farellones y La Parva), y en otoño pasado otra en Nevados de Chillan.  La bicicleta “la lleva”. Incluso está seriamente atentando en contra del esquí familiar. Y claro, si una bicicleta adulto económica cuesta 150 mil, y la junior 100 mil, una familia clásica chilena está integrada por los padres y 3 niños, necesitarían $ 500.000 para equipar a la familia y salir a recorrer un fin de semana los múltiples atractivos que una extensa red de ciclo vías les ofrece.

Si fueran a esquiar, amén de la levantada al alba y los tacos ya de moda, de subida y bajada, su costo sería el del equipamiento, que, si lo tienen, costó al menos $ 300 mil cada uno, ($ 1.500.000), si hay que arrendarlo, $ 40 mil cada uno, ($ 200 mil), los 5 tickets de andarivel otros $ 150 mil, y los vamos a enviar con picnic para no seguir aumentando el costo.

Resulta evidente que la bici es una nueva alternativa de recreación familiar que hasta hace poco no existía. Andar por la calle, compartiendo con los autos y la locomoción colectiva, no tenía ningún atractivo. La Bici esta al alcance de cualquier familia, el esquí no.

Los Centros deberán rápidamente tomar nota de este cambio de hábitos de su tradicional clientela, unirse para aumentar la oferta, abaratar costos y desarrollar los periodos sin nieve, aumentando su periodo de explotación, aportando así a la recreación del ciudadano.

Atte. Con cariño para la gente de montaña.

Claudio Díaz

Farellones, abril 2018