
Por Pedro Aravena
Aquel día comenzó temprano. Mi cuñado, como regalo de Navidad, nos había dado una invitación para dos personas, que consistía en ir a esquiar. Le cobramos la palabra, y nos levantamos temprano para viajar a Silvretta Montafon, un Centro de Ski enorme ubicado en los Alpes Austriacos.
Temprano nos levantamos, por que viajábamos desde Neu Ulm, en el Estado de Baviera en Alemania. Si hubiésemos viajado en auto, habrían sido más de tres horas en vehículo por la Autobahn (algo carozzi, ya que el litro de bencina estaba en 1,60 €), un día posterior a una nevada en el Sur de Alemania (muy fría la mañana, por ende mucho hielo en los caminos), sin conocer el trayecto al Centro de Ski e intentando poner atención al Navegador Satelital mientras intentaba cerrar mí boca después de ver tan enormes Montañas. En resumen, habríamos dado jugo.
Pero, estos Alemanes son muy clever. Desde Neu Ulm salen unos buses en distintas direcciones a Centros de Skis ubicados al Sur de Alemania. La empresa se llama Bayer Reisen y por 59 € te llevan a Montafon, te dan el ticket para el día y te traen de regreso a casa, para que a más tardar a las 22 hrs. puedas tomarte un Schnaps (un cortito de algún licor) junto al calor del hogar. Una maravilla, si sabes que el ticket en Chile cuesta más o menos 50 € y tienes que transitar por un camino que no es camino. Una excelente opción ir a skiar en estos buses, y si te encuentras en Alemania, 100 % recomendable.
Llegamos alrededor de las 8:30 AM. a Silvretta Montafon. Un centro de Ski con 155 km de “anchas“ pistas esquiables y con un fuera de pista abismante. El powder, aquel día se veía como en un sueño, donde los Bosques de Pinos parecían que los tiraban del cielo y quedaban ensartados en la nieve. Un manto verde precioso.
Todo comenzó con unas góndolas panorámicas para 6 personas que, donde luego de pasar la tarjeta magnética que tenía la función de ticket, brindaban una vista justo del lugar donde habían caído los pinos tirados del cielo. Debe haber sido alrededor de 10 minutos viajando en la góndola cerro arriba, siendo el único medio para llegar al corazón del Centro de Ski.
(El ticket de adulto para el día cuesta 43,90 €)
Una vez en el corazón del Centro de Montafon, dar un giro de 360° para ver todo el lugar fue poco. Pistas y pistas iban apareciendo a mi andar. El powder en las orillas invitaban a aventurarte también, pero había que ser relajado. No quería extraviarme en un lugar donde el idioma, al hablarse, pareciera que rasga las entrañas.
Mientras uno esta esquiando, es imposible preocuparse de chocar con alguien que esta aprendiendo. En general, todas las personas que estaban esquiando lo hacían con un nivel superlativo. Todos andando como rayos, imagino yo, para terminar el día y pensar “ Bien, logre esquiar en todas las pistas“.
La pausa del almuerzo fue asombrosa. La terraza del Restaurant permitía ver la magnanimidad de los Alpes Austriacos junto a la comida local. Una Weißbier Austriaca y un Goulash repusieron energías para seguir disfrutando.
Ya finalizando el día, había que retornar al bus, pero este se encontraba abajo y ya no existía una góndola que te llevara. Hubo que bajar todo el cerro esquiando, comenzando por la pista con más pendiente del centro, la R44 Schwarzköpfle (Escorpión Negro). Luego de 25 min descendiendo, y viendo el mapa una y otra vez para no perderse tomando la pista equivocada, logramos llegar al bus que, en teoría, nos cobró 15 € en traernos. Sí, por que si se tiene en cuenta que el tickets en el lugar valía 43,90 €, y ellos nos habían cobrado 59 € por llevarnos, traernos y darnos el ticket, entonces no hubo por donde perderse.
Matemática pura, buen servicio de todos los actores, y este humilde amante de la montaña que terminó con sonrisa de oreja a oreja.
