“Como pocas ciudades, Santiago tiene al alcance de la mano un circuito de glaciares que perfectamente podría convertirse en un destino de interés mundial. Un par de esas masas -los glaciares Olivares y Juncal Sur- están justo tras las montañas que uno ve desde la capital: un gigantesco campo de hielo que prácticamente nadie conoce. ¿Por qué? Por los portones que entorpecen los accesos.” – Sebastián Montalva y Daniela Elster.
Los espectaculares glaciares Juncal Sur y Olivares, ubicados en el patio trasero de Santiago, suman más de la mitad de las superficies de hielo que existen en la cuenca del Cajón del Maipo, los cuales en su conjunto superan los 400 km2, área que equivale a un tercio de la ciudad de Santiago. Hace 8 años, Cristian Donoso escribió un reportaje para el diario La Segunda donde hace mención a Chile como el país de las montañas prohibidas. En dicho reportaje hace especial mención a este colosal campo de hielo ubicado detrás de la capital chilena y hace una comparación con el glaciar de British Columbia, Canadá.
“Ambos están a 180 kilómetros de una gran ciudad, siguiendo una carretera: Santiago en un caso; Calgary en el otro”. Pero las diferencias también son notables. El de Columbia -“que tiene una superficie similar al de Santiago (352 kilómetros cuadrados)”, es parte del Parque Nacional Banff y, según cifras oficiales del sistema de parques canadienses, recibe más de cinco millones de turistas por año. Así, el Banff se ha convertido en uno de los parques más visitados de Norteamérica y genera ingresos por más de 6 billones de dólares a la economía local. “El de Santiago recibe cero visitas”.
¿Por qué cero visitas?
¿Por qué aun los chilenos no nos damos cuenta del Patrimonio que poseemos?
Simple. Porque las prioridades son otras.
Según cuenta Cristián, existen tres cercos casi inquebrantables que cierran el paso: primero el de la propiedad privada, luego el de una sociedad con escasa vocación democrática, y finalmente el de un Estado que no comprende la real dimensión del ejercicio de la soberanía.
El primer murallón por el sur se llama mina Los Bronces, de Anglo American, grupo de recursos con sede en Londres, y por el norte, se llama Yacimiento Río Blanco, de propiedad de Codelco.
Ok, primer acceso negado. Busquemos otro.
Una entrada lógica parece estar en el río Olivares, hacia donde desagua el deshielo de esos glaciares, pero ahí nos encontramos con otro muro que nos detiene a más de 50 kilómetros de esos hielos. Se trata de las centrales hidroeléctricas Alfalfal-Maitenes, de propiedad de AES GENER, responsables del actual proyecto Alto Maipo y una de las empresas de energía más grandes del mundo. Cabe destacar que las utilidades anuales de esta empresa corresponden a una suma equivalente a casi la mitad del presupuesto del Estado de Chile. Y estas centrales no solo bloquean el paso al rio Olivares, sino que también a los valles del rio Colorado y Tupungato, lo cual corresponde a un área de 1100 km2. Ok, otro acceso bloqueado. Intentemos otro, sigamos hacia el sureste hacia el centro del Cajón del Maipo, hacia el cerro Peladeros.
Lamentablemente, su cumbre, el santuario más austral del imperio Inca, ahora ya no es propiedad del dios Inti. En la actualidad el acceso al cerro Peladeros se encuentra restringido por los propietarios de los terrenos que lo rodean. De esta forma, por ejemplo, la latifundista y activista medioambiental y política Sara Larraín, no permite ingresar por el que sería el acceso más natural al cerro, pese a que supuestamente se encuentra desarrollando un proyecto de protección ambiental en su predio (fuente Andeshandbook).
Bueno, nuestras opciones se están agotando, pero aún quedan más accesos por los que podemos intentar entrar, pero para ahorrar algunas líneas, les cuento que estos se encuentran cerrados por Aguas Andinas S.A. (empresa española), GASCO GLP S.A., empresa controlada por la Compañía General de Electricidad S.A., y AES Gener (si, nuevamente, estos tipos tienen las entradas controladas a más un valle de la Región Metropolitana).
Es una pena ver como se nos es más fácil cruzar fronteras que explorar nuestro propio país, donde, casi sin darnos cuenta, se ha vendido gran parte de nuestro patrimonio natural a empresas extranjeras, las cuales muestran la cartera y el Estado de Chile ni duda en otorgarles el derecho a usar y disponer de esas tierras.
¿Creen que es justo que 110 kilómetros de valles (Olivares y Colorado) sean cerrados porque en la desembocadura de esos valles se instala una central hidroeléctrica (AES GENER)?
¡110 kilómetros es la distancia que hay entre Santiago y Valparaíso!
¿Creen que es justo que se apruebe un proyecto (Alto Maipo) que pone en riesgo el abastecimiento de agua de la Región Metropolitana? Un riesgo especialmente grave teniendo en consideración que el Calentamiento Global podría afectar de manera importante el abastecimiento de agua en esta región.
Esto no es activismo. Esto es tomar consciencia y luchar por lo que nos corresponde.
Tenemos suerte de haber crecido rodeado de montañas y glaciares. Pero ¿qué pasa con nuestros hijos y nuestros nietos?
Yo quiero que ellos también tengan este derecho. Y más aún, que nadie le cierre las puertas a explorar el planeta donde nacieron.
Sergio Infante, montañista chileno, lleva más de un año preparando el documental “El país de las montañas prohibidas”, el cual busca poner boca de los chilenos, la gran problemática existente del acceso a las montañas chilenas. Para realizar un proyecto así, se necesita de financiamiento, por lo tanto Sergio recurre a de nosotros, chilenos, andinos, y proteccionistas del medio ambiente, a aportar para la producción.
“Creo que el documental es un buen instrumento para, si se le da el enfoque correcto, retratar un contexto histórico de una sociedad y mostrar “las verdades verdaderas” conjugando las letras, la música y la fotografía. Para mí el documental es un medio para crear conciencia y para instar al espectador a cuestionarse el estado de nuestra sociedad. Si es tratado de una manera artística, puede a la vez inspirar. – Cuenta Sergio a Revista escalando.”
Quienes deseen aportar pueden hacerlo directamente aquí.
*** La redacción de este artículo fue basada en el artículo original de Cristián Donoso para el diario La Segunda en el año 2009. Para leer artículo original completo dar click aquí.