Por Rodrigo Villegas
El esquí ha evolucionado, de eso no cabe duda. Los cambios ocurridos tanto en los tamaños y formas de los esquís en los últimos 15 años, como también en la forma de visualizar conceptualmente la actividad, han ido poco a poco decantando en un esquí que al parecer está retornando a sus raíces primitivas como actividad recreacional, dejando un poco de lado el perfil competitivo que primó durante varios años en sus modalidades tanto olímpicas como de estilo libre (free).
Existen varios esquiadores que han contribuido con su particular forma de ver la vida (y de paso el esquí…) a esta nueva tendencia, dejando un sello característico que a veces muchos han querido imitar. Desde la actitud de rebelde de Doug Coombs con respecto al esquí tradicional, pasando por la evolución del freeride liderada por Tanner Hall, el happy skiing de Eric Pollard, y las últimas tendencias de backcountry en randonee o splitboard que los hermanos Provo han contribuido a difundir, entre tantos otros, es posible observar que hoy en día hemos llegado a circunstancias en las cuales hay un espacio para cada tipo de esquiador que ha hecho del esquí más que un simple deporte.
Esta situación es visible también en la industria de las películas de esquí, en donde hay cada vez más espacio a películas alternativas, que no se enfocan ya en los típicos 720, 1080, corks y demás trucos de park, ni tampoco en líneas imposibles en Alaska que dan esa imagen de “extremo” al deporte (que de tanto marketear a veces puede llegar a hostigar). Este es el caso de la película Signatures, enteramente grabada en Japón y que pese a tener ya dos temporadas de antigüedad al parecer no ha sido muy vista en Chile.
Enfocándose en mostrar un esquí más de alma, natural y comprometido con el medio ambiente, Signatures plantea por medio de un escenario natural increíble “un esquí potenciado por el poder humano”: sin andariveles, sin motos, sin helicópteros, solo randoneé, splitboard o raquetas. Sin embargo, además de lo anterior, existe otro concepto que trata la película y que es mucho más profundo: Signatures (firmas) es un intento de mostrar un poco de la filosofía japonesa aplicada al esquí, haciendo de éste mucho más que un deporte.
Existe un antiguo arte visual japonés llamado Suibokuga, cuya esencia está en obligar al artista a ser espontáneo. Para lograrlo, el artista tiene que pintar un pergamino delgado extendido con un pincel especial y pintura negra de acuarela, de tal manera que un brochazo forzado o interrumpido destruirá la línea o atravesará el pergamino, no siendo posibles los borrones ni los cambios. Los artistas del Suibokuga deben desarrollar una disciplina específica que les permitirá articular una idea que se exprese a sí misma en combinación con sus manos de forma tan directa que no puede interferir la deliberación, el cálculo exacto o la planificación sobre la marcha, no existiendo espacio para la duda ni la indecisión.
Las pinturas resultantes de éste arte carecen de la composición compleja y las texturas de la pintura convencional, pero se dice que aquellos que saben ver encontrarán algo capturado que escapa a cualquier explicación.
Bill Evans, pianista estadounidense de jazz, cita a este arte japonés de la siguiente forma: esta convicción de que la acción directa es la reflexión más llena de significado, en mi opinión, ha inducido la evolución de disciplinas extremadamente severas y especiales como son las del jazz o de la música basada en la improvisación”. Esta frase se refiere obviamente a la improvisación en la música jazz, sin embargo para nosotros es fácil encontrar un interpretación nueva para el “arte de fluir en un par de esquíes”, donde el lienzo no es otra cosa que la nieve recién caída y en vez de un solo pincel, tenemos dos…
La forma en la cual se fluye en una montaña recién nevada pude llegar a ser un arte específico, parafraseando un poco el artículo, llevar el arte a la montaña sería: “…permitir que la idea se exprese a sí misma en comunicación con los esquís de forma tan directa que no puede interferir la deliberación…” esta idea creo yo, nos lleva a un siguiente nivel en el proceso evolutivo del esquí como deporte, hacia un estado en el cual esquiar no es más una simple actividad física, si no una que involucra al alma de cada esquiador.
La película Signatures habla un poco de eso, lo cual no está mal como para comenzar a soñar en la temporada que se viene de un modo un poco más profundo.
SIGNATURES, Sweetgrass Productions