
txt y fotos: Chopo Díaz
Desde hace años no pensaba en otra cosa que poner mis pies en Alaska. Lo que más me atraía eran sus muros de nieve verticales y sus spines que se agarran como enredaderas de powder, bajando y abriéndose como raíces en la superficie blanca de las montañas, un terreno único que no existe en ninguna otra parte del mundo y que lo hace tan atractivo para esquiadores y snowboarders. Pero el tema no es llegar y andar, cada bajada puede llegar a costar unos 200 US, y el día de esquí a lo menos 800 US (unas 6 bajadas si se tiene suerte), ya que el acceso a estos lugares solo puede hacerse con un helicóptero.
Este factor Heli lo hacía imposible para nosotros, hasta que dimos con la solución. En Haines vive un osado piloto de avión llamado Drake Olsen, él puede aterrizar en la nieve. Eso sería una buena manera de llegar a un lugar para poder instalarse y armar campamento, como lo haría JJ en Deeper un año atrás, y desde ahí caminar por nuestros propios medios a esos tan anhelados spines.
Drake afinando la puntería, spines en la mira.
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