Fotos: CLAUDIO VICUÑA
Texto: Chopo Díaz
Mas austral en auto sería imposible, estábamos al sur del sur de nuestro país, en el extremo más austral de la Patagonia sumergidos muy abajo en Tierra del Fuego. Este lugar es sin duda místico, con sus bosques de Lengas y Ñirres es un paraíso de fauna desconocida en otros sectores, lagos y lagunas dotadas de truchas de muchos colores, y todo este paraíso rodeado de cordones montañosos aún inexplorados y sin nombre. Fuimos acogidos como huéspedes en el nuevo Lodge Deseado, a orillas del mismo lago Deseado, el que sería nuestro campamento base y desde donde partiríamos nuestras travesías hacia las montañas cercanas.
Este lugar se encuentra muy cerca de la frontera con Argentina, y es por donde continuará la carretera Austral hacia el sur con dirección a caleta Yendegaia, para conectar por barco con Pto Williams y dar conectividad completa a todo el país. Estas obras las realiza el Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), que hace varios años están instalados abriéndose camino entre la roca y la complicada turba (especie de fango movedizo de varios metros de profundidad y que puede tragarse fácilmente a un camión). Acá el clima es cosa seria, y no solo por la lluvia si no por la inestabilidad que puede transformar un lindo día de sol en una pesadilla de viento y lluvia en pocos minutos.
Cruzando el Fagnano hacia el sur, el equipo de derecha a izquierda yo, Manuel Shultz, Pito Moraga, Claudio Iglesias y Claudio Vicuña.
El fin del último camino del sur de Chile, paralelo 54°34′
Este camino es la continuación de la carretera Austral, que baja por la isla grande hacia el sur atravesando el lago Fagnano (a solo 4 km de caleta María), y continúa alrededor de 50 km más que es hasta donde llegan actualmente las obras. Antes de bajar al valle del Fagnano el camino pasa por un cordón montañoso en donde teníamos acceso a la nieve.
El primer contacto con la nieve, preparando el equipo para subir
El primer día y aprovechando el buen tiempo pusimos las pieles y comenzamos una travesía hacia el oeste en donde conseguimos hacernos una buena idea de lo que teníamos para explorar. El lugar era enorme en todas las direcciones, y con al menos 1000 mts de desnivel de nieve, suficiente para darnos una buena conectividad y disfrutar una larga bajada. Desde ese lugar pudimos planificar lo que haríamos al día siguiente, un largo recorrido que comenzaba mucho más abajo en un frondoso valle cubierto de nieve. El viento de la cima y como en toda la isla grande era constante y capaz de empujarte cuesta arriba con los esquís, así que aprovechando el impulso nos dirigimos al auto.
Planificando la travesía del día siguiente
Con esa primera idea de lo que era el lugar nos preparamos para el día siguiente. Volvimos al lodge a secar todo y a reponernos para una la larga travesía en la mañana. Durante la noche comenzó a nevar fuerte a orillas del lago y nos preocupamos por cómo se presentaría el clima al día siguiente.
Llegando al lodge
En el lodge el sol sale sobre el lago como a las 6 am, y ese día estaba muy brillante y nos despertó a todos bien temprano. Tomamos desayuno, armamos el equipo y partimos al valle oculto en donde comenzaríamos la caminata.
El comienzo desde el valle
Con un poco de viento pero sin una nube salimos caminando bordeando un pequeño río (De las 100 ovejas de Jankowsky), el que crecía de vez en cuando con las represas gigantes de los castores. Nos abrimos paso entre los bosques de Lenga siempre bordeando el río, y llegamos a un valle abierto sin árboles. Seguimos sin perder el ritmo y continuamos el ascenso con un poco más de pendiente y muchísimo viento lo que complicaba la caminata.
Un bonito día en la Patagonia extrema
Llegamos a la primera terraza que atravesamos con algunas dificultades por el hielo, y continuamos al siguiente valle que nos mostraba infinitas posibilidades. Sobre nosotros una montaña con varias alternativas de descenso, y junto a Pito Moraga fuimos a atacar la cumbre. Llegamos a tropezones por el fuerte viento, desde la cumbre se apreciaba perfecto el Fagnano y los alrededores. Muchas montañas se abrían en las distintas direcciones.
Nos pusimos los esquís y bajamos una pala de nieve cartón muy buena dadas las circunstancias y las características del lugar. Después de disfrutar cada curva nos reunimos con el resto del equipo y continuamos la travesía volviendo por un valle alternativo al que habíamos subido. La nieve había cambiado y estaba un poco más suelta y primaveral. Bajamos improvisando una ruta bajo el bosque y conectamos con nuestras huellas después de atravesar algunas represas.
Las represas de castores eran un excelente puente
El primer acercamiento a las montañas del sector por esquiadores había sido un éxito, la nieve a pesar de la fecha (22 octubre) y la baja altura (250 a 1200 mts) era perfecta y abundante, y la zona perfecta para realizar travesías en randoné. En el lodge dejamos las cosas y agarramos las cañas de pescar. El lago deseado es el paraíso de la trucha y esa noche comimos Arcoíris a la plancha, y Marrón al horno.
Pescando truchas en el Lodge Desado
Pito limpiando la cena