Por Sole Peña y Lillo
Es domingo, 29 de julio, no ha nevado en todo el mes, son casi las doce de la tarde, hace calor para ser pleno invierno, pero hay nieve, sol y es un día que promete con un entretenido recorrido por los tres centros de esquí de la cordillera central.
Parada en Valle Nevado, en el punto de partida cerca de la base de Andes Express, esperando mi turno junto a mi tranquilo compañero de carrera, pensando en si partir con los esquís al hombro, en la mano o andando, para llegar lo más rápido posible al andarivel, empieza el conteo, 6.. 7.. 5.. 4.. 3.. 2.. 1.. 0.., y comienza a correr el cronómetro para cruzar los tres centros de esquí, las “tres montañas”. Todo como parte de la competencia que se organiza hace más de tres temporadas, donde participan tanto esquiadores como snowboardistas, de todas las edades, divididos en parejas, amigos, hermanos, pololos, conocidos, etc., que tienen que alcanzar el menor tiempo posible en el recorrido preestablecido, pasando por al menos seis check points para no quedar descalificados.
Nos bajamos de Andes Express y partimos derecho a tomar el andarivel Valle del Inca para cruzarnos a La Parva, pasando por el primer fuera de pista, algo congelado, y llegar a la base de la silla Tórtolas. En este lugar, nos detiene por unos segundos el meditar si tomar este andarivel o subir un desnivel hasta el camino que nos lleva a El Colorado, hasta arriba del ancla La Copa; tomamos la segunda opción. Después de unos minutos de caminar con los esquís al hombro, entrar en calor, harto calor, llegamos al caminito, no pisado, que nos lleva hasta el tercer check point en el restaurant El Olimpo, y el que podría considerarse el punto crítico de la carrera por el hielo, las curvas y velocidad en que todos iban. Superada esta parte, tomamos el andarivel Cono Este, pasamos por la Cornisa, seguimos bajando, y se empieza a ver la meta en la base de la silla El Cururo. Y es aquí donde la regla de oro de esta carrera toma importancia: el tiempo por pareja se detiene en el segundo en que el último de los dos cruce la meta, OJO.
En promedio, son 50 minutos de recorrido, más, o menos, dependerá de si se toma como competencia o paseo dominical, pero como sea esto no termina aquí. Se viene ahora lo que para muchos fue la mejor parte de este evento: unos corderos al palo con un rico vino tinto o cerveza Corona bien helada, todo acompañado de unos increíbles blues, tocados por una excelente banda en vivo en la terraza del restaurant El Montañés, en Farellones. Momento muy grato en que uno puede verse las caras después de sacarse los petos de la competencia, cascos, antiparras, y parkas; compartir, conocer al resto de los competidores y celebrar junto a los premiados (por categoría según la edad del mayor de la pareja). Así, entre montañas, con un día soleado espectacular, después de esquiar por un entretenido recorrido lleno de sorpresas, conocer gente muy simpática que comparte este mismo gusto por este lugar y deporte blanco, con buena música y rico almuerzo, termina un evento más en este pueblo de montaña tan cercano a todos los santiaguinos, que ya se estaban empezando a arrancar a la playa dando por terminada la temporada. Consejo, no se equivoquen: hay nieve, hay eventos para todos, y hay temporada para rato!