Por Andres Zegeres
Frente a Santiago existe un cordón montañoso hacia el este, desde el cual todas las mañanas aparece el sol que ilumina todo el valle central. Desde pequeño que he mirado a estos colosos, jamás pensé en que podría subirlos, pero con los años esto ha ido cambiando a medida que he ido haciendo montaña. Con los años, preguntando supe que para mi sorpresa nadie había realizado la evidente travesía de este cordón, mientras pensaba que debería ser un clásico. Sin duda este sueño fue creciendo, año a año tenía este proyecto en mente. Esta travesía la conforman de 4 montañas: el cerro El Plomo (5.424 mts), el cerro Litoria (5.352mts), el cerro Altar (5.180mts), cerro La Paloma (4.910 mts). Si se parte desde el bike park en la Parva y se termina en yerba loca (villa paulina), tiene un recorrido de más de 42 km, son más de 3.700 mts de desnivel positivo y 4.600 de desnivel negativo. Según mis averiguaciones la sección clave de la travesía se encuentra en el Litoria, ascendido por primera vez por su filo nor-oeste en 1934 por los Italianos Luigi Binaghi y Giusto Gervasutti, suena fácil si se realizo en aquellos años, pero esta ruta nunca ha sido repetida pese a numerosos intentos de distintas generaciones de fuertes montañistas nacionales. Bueno esta travesía pasa justamente por este filo. Bueno a medida que fueron pasando los años y no encontraba compañero que se entusiasmase en mi mente la idea se fue volviendo cada vez mas descabellada, al punto de que no solo intentaría hacer la travesía sino que no la intentaría hasta que me sintiese lo suficientemente fuerte y motivado para realizarla ¡¡¡en una jornada!!!, además intentaría abrir una ruta en la pared norte del Litoria ¡¡¡aún mas difícil que el filo nor-oeste!!!, todo esto si mayores exploraciones o salidas de reconocimiento. No existen en gran parte de la travesía rutas de escape fáciles por lo cual es necesario contar con una buena reserva de energía para cualquier imprevisto. Por años este sueño revoloteo por mi cabeza, pero principalmente no tuve los cojones o no me sentía físicamente suficientemente fuerte para lanzarme a tamaña aventura.
Como la mayoría de las montañas de la zona central de Chile la mejor época puede ser de octubre a principios de diciembre. En este caso hay que complementar la cantidad de nieve necesaria para poder pasar por algunas canaletas, la formación de penitentes que dificultan y enlentecen el avance al punto de hacerlo casi imposible además de complementarlo con una temperatura razonable para no llevar demasiado abrigo, ya que el frio puede ser brutal incluso en pleno verano si a uno lo agarra mucho viento. Tantos factores que no dependen de uno, pero que es necesario observar. Yo estaba decidido a intentarlo a principios de diciembre del 2012, pero una y otra vez las condiciones meteorológicas no fueron las adecuadas, así paso también enero y casi febrero. Finalmente ya no soportaba seguir aplazando este proyecto, sin mayor aclimatación y pese a saber que sin duda no era la época adecuada, el 26-2-13 a la 1:50 am me lance a realizar la travesía, nuevamente iría solo, ya que curiosamente no había encontrado a nadie tan descabellado para realizar este proyecto. Mientras subía por las canchas de ski alumbrado por la luna llena volvía a repasar en mi cabeza cada sección de la travesía, así como las posibles rutas de escape. Pese a que ya no podía hacer nada revisaba mentalmente cada prenda de vestir y equipo técnico. Finalmente traía una cuerda de 5mm x 60 mts, arnés, algunos clavos y tricams, algunos mosquetones, 1 pequeño ATC, 1 anafre a gas edelrid stormy evo, 1 piolet martillo, crampones semi automáticos, unos zapatos TNF verto 4k ya que tienen una suela semi rígida y serian mejores para caminar largas distancias, que simplemente un zapato rígido, ropa adecuada para alta montaña, una manta aluminizada de emergencia, una bolsa de hidratación con la que inicialmente llevaría 3 lts de agua, muchas barras energéticas y productos dextroenergy, 1 teléfono satelital para coordinar el transporte que me recogería en villa paulina, botiquín, todo esto metido en una mochila de 42 litros, la cual finalmente pesaba cerca de 10 kg, mucho más de lo que yo quería pero no sabía qué cosa sacar. Bueno las cartas ya estaban echadas y la con la luna alumbraba con tal intensidad que ni siquiera sabía si mi linterna estaba prendida. Pronto estaba en cancha de carrera y luego descendía al refugio federación. El sueño hacia presa de mi, durante el día previo a mi salida había intentado en vano dormir y la noche anterior tampoco la había sido mejor, ya que como niño la excitación por mi aventura no me lo había permitido. Así que cuando llegue al refugio Agostini me tome una siesta de 30 min.
Desperté y ya estaba claro, estaba increíblemente repuesto y subía tranquilamente por los acarreos, rápidamente cruce el glaciar y sin mayores contratiempos llegue a la cumbre, 7:45 hrs desde mi salida nada mal ya que había calculado 8 hrs. Luego descendí por el glaciar esmeralda hacia el litoria y en el portezuelo entre ambos me detuve a derretir nieve y tomarme un jugo caliente. Luego remontando el litoria me encontré abriendo huella en nieve profunda la cual pronto pude evitar al tomar hielo cristal justamente por encima de la rimaya o grieta al inicio del glaciar. Luego proseguí por un acarreo de aspecto benevolente que termino siendo una pesadilla de acarreo glaciar (hielo cristal por debajo de las piedras). Así llegue al momento clave mi descenso, la arista nor-oeste del litoria. Descendí algunos metros por la arista para luego abandonarla y meterme a la cara norte del litoria. Iniciando así mi descenso por un intricado sistema de canalones. Desescalo un poco y monto un rapel. Continuo por un canalón, la pendiente no es mucha pero la roca se encuentra absolutamente fragmentada y con hielo escondido bajo esta, ponerle algún grado de dificultad a esta desescalada sin duda no estaría clasificada como difícil ni mucho menos, pero esto sin duda es difícil y de cuidado. Deséscalo la mayoría ya que ni siquiera puedo meter un anclaje, intento meter un clavo y todo el estante de libros se mueve, para luego sacarlo con la mano si mayor dificultad, trato por aquí, trato por allá pero desisto y sigo desescalando. Logro por ahí meter otro clavo pero no es de fiar asi que solamente uso como pasamanos este “rapel”, tratando de ir parado desescalando y poner el menor peso en la cuerda simplemente para mantener mi equilibrio. Así continuo descendiendo por horas en estos canalones, alternando desescaladas y “rapeles tipo pasamanos” ya que no se pueden catalogar como rapeles, hasta finalmente llegar a la base de la pared. Sin duda todo mis respetos y admiraciones para aquella cordada de maestros Italianos en 1.934. Bueno e abierto la primera ruta de la cara norte del litoria durante este descenso lo cual me ha tardado más de 3 hrs. Ahora me detengo a tomar un té y comer algo. Desde aquí puedo ver el Altar claramente, se ve muy seco. Pero bueno pronto retomo energías y atravieso un glaciar de varios kilómetros para llegar a la cara sur-este del Altar. La canaleta que esperaba subir con lo avanzado del verano se ha derretido en varios tramos haciendo aflorar tierra helada y además observo como caen algunas piedras. Bueno que podía esperar, si ya casi es marzo. Bueno si mayores dudas y viendo las pequeñas nueves de polvo que las piedras dejan, prosigo mi marcha rodeando el Altar a la espera de encontrar alguna otra ruta para subir a esta cumbre. Ahora cruzo varios glaciares tapizados de km y km de penitentes, la marcha es sumamente tortuosa. En la tarde nuevamente me detengo a tomarme un jugo caliente y recojo agua de uno de los abundantes canales que encuentro por aquí, trato además infructuosamente de pegarme una siesta, pero el calor no me lo permite.
Prosigo mi tortuosa marcha rodeando el altar por el este, pero no encuentro alguna ruta por donde subir, veo por ahí una posibilidad pero es un paradisimo acarreo glaciar que desafía la gravedad y termina en algunos dudosos trepes en roca, no me animo a aventurarme y no solamente se ve tedioso sino sumamente peligroso e incierto. Así pasan las horas esquivando penitentes. Ahora puedo ver el portezuelo Altar-paloma desde el este, parece para acceder a este es necesario subir un largo y tedioso acarreo glaciar. Desde aquí pretendo subir la ruta normal del Altar y deshacer mis pasos hasta el portezuelo nuevamente, para proseguir finalmente con La Paloma. Pero las sorpresas aún no terminaban, de pronto el hielo entro los penitentes se quiebra y me caigo al agua, con el consiguiente rosario de garabatos. Prosigo mi andar y me caigo de nuevo en una de estas trampas, para mi horror como ya estoy en sobra el agua casi al instante se congela. Ahora estoy preocupado por mis pies y las temperaturas bajo cero que empiezan a hacer y ¡todavía no es siquiera de noche!, por mi cabeza pasa la idea de arrugar hacia la minera andina y salvar mis pies. Pero no puedo tomar la salida fácil y terminar esta tremenda aventura con tan mal estilo, por ultimo calentare agua para hacerme un guatero y calentar mis pies, además no están siquiera fríos. Bueno con esto descarto definitivamente el Altar, además realizar el Altar desde el portezuelo para regresar mis pasos no me gustaba ya que no es una travesía “limpia” al repetir una misma sección. Prosigo por penitentes a la base de otro de esos acarreos glaciares el cual me conducirá a el filo cumbrero de La Paloma, se a echo de noche y espero a la salida de la luna .
Aquí aprovecho para realizar otra pausa y me tomo otro jugo caliente, como algunas galletas y barras energéticas. Para luego empezar a subir el infernal acarreo glaciar, 3 pasos para arriba 2 para abajo, 2 para arriba y 3 para abajo, las matemáticas de mi avance son desesperantes, mejor no realizo la ecuación, es una batalla de equilibrio y paciencia, así por más de 40 minutos para escasos 100 mts de desnivel. Finalmente estoy en el filo cumbrero, así paso las diferentes cumbres en donde noto que sin duda estoy cansado. Paso finalmente por la cumbre iluminado por el foco alógeno de la luna, no realizo mayores celebraciones pero tengo la satisfacción de que ahora solo queda la bajada que mejor celebración después de un día así. Bueno bajo algunos centenares de metros y el cansancio se apodera de mi, algunos brillos de la luz de la luna en las piedras o hielo me parecen otras linternas o figuras, me tropiezo con facilidad, estoy alucinando, pero debo bajar un poco más a un lugar más protegido del viento y plano en donde descansar, así que prosigo por una eternidad, pero en realidad quizás solo media hora. Hasta que por fin encuentro un lugar más o menos plano y con arena, saco todo de mi mochila para aislarme y lo pongo en el piso para aislarme un poco, me envuelvo con la manta aluminizada como un trozo de chocolate amorfo y derretido. Ahí pase quizás 40 minutos, me siento absolutamente recuperado, pero mis pies están helados como tabla.
Caliento agua con la cocinilla y me pongo la bolsa de hidratación en la femoral, con esto mis pies reviven. Me tomo otro jugo caliente y como más galletas y me siento increíblemente como nuevo. Prosigo mi descenso por el glaciar del rincón, no me acordaba que esta bajada requiriera tanta atención, hay nuevamente acarreos glaciares, grandes penitentes o hielo, escojo el hielo, aunque no se puede andar con crampones ya que me los tendría que quitar cada 50 mts para proseguir por piedras, así que con toda mi concentración y equilibrio voy bajando por el hielo cristal, de vez en cuando pierdo el equilibrio y caigo al suelo, sin duda mis reflejos y fuerzas no son las usuales. Así prosigo este tortuoso descenso hasta cruzar el río y ¡finalmente llegar a un sendero! Qué alegría, desde El Plomo que no encontraba uno y es lo más cerca de un ser humano en toda mi travesía (fuera de las luces de la minera desde el filo cumbrero de la Paloma).
Ahora entro en tierra derecha, pero nuevamente el sueño me invade, poco más abajo del sector de las cascadas entre una pirca me tomo otra reparadora siesta de 30 min. Prosigo mi descenso esta vez más rápido con la luz de día, para llegar al estacionamiento de Villa Paulina poco antes de las 9 am, aquí me espera Jorge con su camioneta, frutas y algo de comer. Que placer comer unos jugosos duraznos, sacarme al fin mis mojados zapatos y calzarme unas sandalias. Mi travesía ha terminado luego de 30 horas y 53 minutos. Si bien no realice el Altar, subí el Plomo, abrí la primera ruta en la cara norte del Litoría y subí la Paloma, atravesé kilómetros y kilómetros de penitentes, en sin duda una de las aventuras más grandes de mi vida. Sin duda no realice esta actividad en la mejor época para realizarla, pero en la montaña no solo se deben conjugar las buenas condiciones sino que para palizas como estas el espíritu, las ganas y la confianza en uno mismo son vitales. Estoy muy contento por tamaña aventura, proseguiré con mis entrenamientos y vendrán desafíos sin duda más grandes.