El pasado Mayo, un grupo de científicos descubrieron los asombrosos efectos de la meditación en el cerebro, luego de internarse por el valle del Khumbu, Nepal.
Nunca antes se había realizado un estudio de este tipo, el cual involucro a un gran número de monjes de los monasterios de Namche y Tengboche.
El estudio duro casi una semana y fue liderado por Olav Krigolson, neurocientífico de la Universidad de Victoria, y Gordon Binsted, Decano de la Facultad de Salud y Desarrollo Social de la Universidad de British Columbia.
Krigolson y Binsted midieron la actividad cerebral de 27 monjes Tibetanos Budistas. El estudio se realizó comparando los resultados mientras meditaban y cuando estaban en reposo.
Mientras los humanos son capaces de alcanzar un ‘estado mental’ donde están felices, pensativos y concentrados, Krigolson y Binsted querían saber cómo esto era posible y si es que había alguna otra manera en que el humano podía llegar a estos estados.
El estudio se llevó a cabo usando un sistema de electroencefalógrafo en banda para la cabeza, el cual registro la actividad cerebral de los monjes mientras meditaban; durante tan solo cinco minutos.
“Mientras meditan ellos están sentados tranquilamente, pero su cerebro se prendía literalmente como una árbol de navidad” dice Binsted.
Demostraron un alto nivel de concentración, relajación y sincronización en el cerebro. Krigolson describe sincronización en el cerebro como si todos los departamentos de una oficina trabajaran en conjunto como si fuesen uno.
“La meditación es un buen lugar para el cerebro, tú quieres tu cerebro trabajando de esta manera”
Después de meditar, los monjes participaron en un juego e atención donde debían notar diferentes colores en una pantalla. Por ejemplo, la pantalla mostraba un círculo rojo tres veces antes de cambiar a verde. La idea del ejercicio es que el cerebro notara el cambio a verde y responder acorde a eso.
“Cuando hay un evento infrecuente el cerebro dice ‘oh hay algo nuevo’”, dice Binsted.
Los científicos descubrieron que debido a la meditación los monjes eran capaces de permanecer enfocados y relajados por largo rato después del ejercicio, lo que se denomina como efecto de arrastre.
Mientras que aún no está claro cuánto tiempo es necesario o cuanto entrenamiento se necesita para lograr este efecto de arrastre, Krigolson dice haberse preguntado “hay alguna otra manera de crear este patrón?”
Sera a través de la meditación? O se podrá llegar por otro camino?
Aunque hay mucho por aprender acerca de las funciones cerebrales, Krigolson afirma que la meditación es una buena forma de mantener tu cerebro sano y en forma; logrando un mejor nivel de concentración y relajación!
Los resultados preliminares demuestran que hay un potencial en el entrenamiento intencional del cerebro, como lo es la meditación, donde es posible que tengan efectos duraderos sobre la función cerebral, dice Binsted. Sería interesante ver como esto y futuros estudios puedan sr usados en distintos aspectos de la vida desde la educación hasta el desarrollo tecnológico.
Al mismo tiempo del estudio con los monjes, Krigolson y Binsted caminaron hasta el campamento base del Everest, en conjunto a un gran equipo internacional de investigadores con el fin de estudiar los efectos de la altitud en las funciones corporales.
“Sabemos muy poco acerca del cerebro” dijo Krigolson. “Sabemos muy poco acerca de cómo las personas aprenden y toman decisiones”. Todos estos estudios son llevados a cabo para lograr entender algún día como es que el cerebro funciona.
Y aún faltan muchas piezas para completar el puzzle.