Entrevista a Felipe Friedli, entrenador de Ski chileno y presidente de la Escuela Nacional de Instructores de SKi y Snowboard de Chile
El panorama del esquí nacional está en llamas con los resultados de Henrik Von Appen en Lake Louise, con un puesto Nº18 en el Super Gigante (SG) de la primera fecha de velocidad de la copa del mundo, además de prometedores tiempos de entrenamiento en descenso (DH). El equipo técnico se encuentra entrenando en Europa y hay un proyecto cohesionado luego de muy buenos resultados en la South American Cup (SAC). Se vive un momento prometedor mientras se abre la primera temporada en el hemisferio norte del nuevo ciclo olímpico.
Estos avances deportivos son fruto en gran parte de distintos factores, siendo siempre importantísima la constancia, determinación y esfuerzo de los deportistas y los procesos detrás de los resultados. Cada vez son más los esquiadores infantiles y juveniles que buscan aumentar la cantidad de días de esquí, realizando campamentos de entrenamiento en distintas fechas y localidades de Norteamérica y Europa, como también la inscripción a academias o programas de mayor proyección.
Para pensar en el futuro y en la proyección del esquí alpino en Chile es imprescindible analizar el trabajo de base y en qué se basa el desarrollo de deportistas infantiles en la búsqueda de nuevos objetivos y resultados en el escenario internacional.
Felipe Friedli, Instructor y entrenador de esquí alpino nos presenta su punto de vista. Felipe ha trabajado con menores en Chile y en el extranjero a nivel introductorio, formativo y de perfeccionamiento técnico con experiencia en escuelas de Ski (La Parva y Beaver Creek) como en club (Club de Ski & Snowboard Valle Nevado). Fue parte del staff técnico de entrenadores del equipo Paralímpico en PyeongChang 2018 para el histórico Top 10 de Nicolás Bisquertt y ha liderado equipos de distintas edades en Campeonatos Nacionales Infantiles. Por otro lado, se ha desempeñado como formador de futuros instructores y tiene el cargo de Presidente de la Escuela Nacional de Instructores de Ski & Snowboard de Chile AG.
En sus palabras, “(…) el esquí alpino infantil tiene como piedra angular el trabajo de los clubes y sus programas de entrenamiento. Si bien no hay un programa taxativo de desarrollo estructurado para que todos sigan las mismas directrices, se ha logrado de forma natural y orgánica una metodología bastante especializada enfocada en el desarrollo de habilidades a temprana edad manteniendo un foco de seguridad y diversión. En esto, ha sido fundamental el rol de los entrenadores y los clubes con programas y planificaciones adecuadas para cada edad.
Como bien se logra comprender a través del desarrollo cognitivo y psicomotor de las personas, cada categoría cumple con un enfoque de trabajo distinto. El trabajo de habilidades es un viaje constante de profundización de conocimiento para la aplicación de movimientos y maniobras en distintos escenarios, con mayor complejidad a medida que el esquiador se somete a distintas situaciones como pistas con mayor dificultad, pendientes, condiciones de nieve o inclusive ejercicios y tareas entregadas por sus entrenadores.
La orientación del desarrollo técnico comprende igualmente el enfoque competitivo presentando inicialmente una edad formativa en la cual se enseñan sus elementos básicos y las actividades lúdicas son el argumento del trabajo, como sucede en categorías de menores de 8 años (U8). Desde la categoría U10 (menores de 10 años) ya los esquiadores se miden en competencias locales, con clubes de similares condiciones de entrenamiento. En U12 se abre la escena del Campeonato Nacional Infantil, donde los jóvenes deportistas se miden contra los mejores de su misma edad a lo largo y ancho de todo el país. En U14 se abren los cupos para competir de manera internacional, en el Campeonato Internacional Patagónico, como también en fechas FIS Children en el hemisferio norte. A los 16 años los esquiadores jóvenes ya pueden medirse con los más experimentados en categoría adulta.
Esta estructura cumple una función de introducción a la competición, de forma sana y progresiva. Se hace bastante útil en la realidad de países con inviernos de 5 a 6 meses relativamente constantes, con circuitos de carrera prolongados y tiempos para procesar toda la información y estímulos que conlleva un día de carreras, sobre todo a temprana edad.
La realidad de la temporada invernal en Chile no es la más fácil, ni tampoco es muy predictiva, aunque los patrones presentan temporadas de 3 a 4 meses, durante los cuales los menores están en período escolar en su mayoría del tiempo, esquiando en general fines de semana, festivos y vacaciones de invierno. La cantidad de días de pista son menos que muchos, las planificaciones contemplan carreras y los circuitos de carrera infantiles, que buscan seguir esta estructura progresiva de niveles competitivos, hacen que la línea de productividad y calidad del entrenamiento decaiga. Centraremos las próximas observaciones en las categorías U10 y U12.
En primer lugar, tomando como ejemplo el circuito metropolitano de esquí alpino y considerando los calendarios de carrera de los últimos años se puede considerar que la estimulación competitiva a nivel de cantidad de eventos es la misma para las edades desde U10 a U16, lo que da a entender que la progresión de la competitividad solo se contempla por el alcance de las carreras a nivel de localidad. En este circuito las categorías U10 y U12 cumplen un circuito de 5 eventos, cada evento se compone de 2 carreras. Las categorías U14 y U16, por su parte, comprenden 6 eventos, componiéndose los eventos de 1 carrera con 2 mangas, salvo los eventos de velocidad que suele ser una carrera.
La rápida progresión de nivel de competencia tiene varios efectos, siendo el principal en mi opinión que los programas de desarrollo de habilidades de los esquiadores en Chile tengan un cambio rápido y abrupto desde centrarse en la seguridad y la diversión, a centrarse en los resultados y las competencias. Se pierde el foco del entrenamiento de base y la performance de los corredores se estanca al dejar de tener consideración especial en el desarrollo técnico y específico de cada esquiador, ya que el foco es absorbido por entrenamientos específicos para preparar las carreras. Esto se evidencia con los mismos programas de entrenamiento; al haber carrera de disciplina GS un domingo, la mayoría de los clubes entrenará esa disciplina los días previos y cambiando disciplina para la próxima carrera. Se saltan los períodos de entendimiento de performance, análisis de resultados y trabajo post competencia para cerrar cada ciclo de entrenamiento de forma óptima.
En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior ha aparecido una cierta pérdida de los objetivos de mediano y largo plazo siendo absorbidos por la monótona rutina de los resultados inmediatos. El estímulo competitivo en temprana edad, acompañado por un abultado calendario de carreras, hace que se pierda el foco de mediano y largo plazo con hitos de la temporada que son muy marcados. Esto, en pequeños deportistas, hace que el centro de la actividad sea la competencia, no obstante, se realiza en un escenario que no es amigable para el máximo volumen de los deportistas, lo que genera abandonos tempranos en la carrera deportiva de muchos pequeños esquiadores antes de entrar en categorías juveniles.
Las carreras suelen ser enfrentadas por los menores como una experiencia distinta, en la cual hay factores muy distintos a sus entrenamientos, comenzando por pistas desconocidas en caso de competir en otro centro de ski, mayor número de contrincantes, público, padres expectantes, y así con varios más que podrían ser identificados. Esta atmósfera, si es bien presentada, puede ser una experiencia positiva y de crecimiento para los corredores. Para lograr esto es necesario presentar y mostrar los aspectos parecidos entre las carreras y los entrenamientos, y hacer ver que en estas competencias se busca realizar el trabajo técnico de cada día sobre los esquís sin que sea un evento extraordinario en que no sabrán como desenvolverse.
Acerca de lo anterior, Felipe comenta que se ha desenvuelto en el mundo alpino infantil en Chile por 7 años consecutivos, dentro de los cuales han estado en los mejores resultados de Club Valle Nevado ser segundo y tercer lugar del campeonato nacional, con muy buen desempeño en corredoras mujeres donde ha entrenado a 3 campeonas nacionales infantiles.
“Mi método de entrenamiento es bastante estructurado y contempla como primer objetivo el trabajo técnico para preparar esquiadores que puedan desenvolverse en toda situación y resolver problemas de forma rápida y lógica, desde una bajada técnica en fuera de pista hasta ejercicios específicos en pista. Se debe tener en cuenta que efectivamente el mejor esquiador alpino es aquel que logra un menor tiempo desde partida a meta, y esto será igual en todas las edades.
Sin embargo, tomando en cuenta que es necesario tener un volumen de deportistas mayor para aumentar las posibilidades de desarrollar deportistas de elite. Para lo anterior, se debe entender que aunque el esquí alpino es un deporte de resultados individuales, este se entrena y se vive en equipo. Es fundamental la construcción de equipos de trabajo útiles, que compartan valores y metas para que exista una red de apoyo cercana. Cada categoría que entreno se basa en este concepto de organización social para formar un equipo sólido y sin diferenciaciones técnicas ni por resultados, dando a entender que cada uno tiene las posibilidades de mejorar pero es necesario trabajar para esto.
Esta idea comprende pensar en el progreso técnico de largo plazo, sin tener un límite de edad para que el deportista esté en su mejor momento, sino más bien pensar en otorgar todas las herramientas necesarias para que sea el individuo quien logre dominar los factores que lo rodean para potenciar un deporte más competitivo. Se debe comenzar desde lo recreativo y mantener el deporte seguro y divertido en todas las categorías, sin dejar las actividades lúdicas de lado.