El motivo que me incentivó a escribir este reportaje, es que tuve la gran oportunidad de ir a una expedición la cual intentaría subir el volcán Tupungato, uno de los volcanes más grandes del mundo, con sus 6570 metros sobre el nivel mar, y aunque no lo crean, se encuentra en el patio trasero de la capital de Chile, ósea podríamos decir que es unos de nuestros guardianes.
Volcán Tupungato
Muchas veces he escuchado decir sobre el Tupungato “noo, es muy lejos!!” o “la logística es muy pesada, mejor vamos a un cerro más cerca”. Y claro, esta lejos y hay que organizarse bien para ir, pero cuando uno ya se encuentra internándose en estos valles, del sector del Alfalfal, donde nace el río Colorado (uno de los principales afluentes del Maipo), es que te das cuenta que los días caminando, la logística, la planificación, etc. LO VALEN!! Al ser un valle tan poco concurrido y con tan poca intervención del hombre, lo hace ser alucinante.
Fósil amonite en el camino
El primer día caminamos desde el sector de Chacayar, donde se dejan los vehículos y se cargan las mulas, hasta Aguas Buenas, a la orilla del río. Con un cielo tapizado en estrellas y rodeados de cerros de más de 4000 msnm, mucho de ellos sin ninguna ascensión, nos acostamos para al día siguiente continuar con la aproximación al Campo Base. Y así fue, al otro día nos toco nuevamente una larga caminata pero entre paisajes únicos, moldeados por la fuerza de las erupciones volcánicas y la erosión del agua y de los glaciares, hasta que llegamos al Campamento Base a los 3800 msnm, a los pies del majestuoso y poco conocido, Sierra Bella.
Campamento Base
Ahí estuvimos un par de días aclimatando y realizando algunas caminatas de aclimtación y para visualizar la próxima ruta de asención. Desde ahi mismo, se podía visualizar el hito fronterizo ubicada en el filo que conduce a la cumbre del volcán, donde se establece la frontera con nuestro país vecino, Argentina.
Chimbote
Después, para llegar al ultimo campamento, fueron necesarios dos días mas de caminata hacia arriba, donde ya estábamos instalados en el campo alto, donde se haría el intento de cumbre.
Lamentablemente, el cerro nos dio una gran bienvenida con ráfagas fuertísimas, las cuales no nos hicieron posible el ascenso y tuvimos que descender de regreso al campamento base.
Pero debo decir que la vista desde allá arriba era mucho mas que privilegiada, podíamos visualizar picos que pocos han logrado subir, como el Chimbote, con solo una ascensión, y de frente teníamos al gran Aconcagua, que nos saludaba desde el norte.
Me fui muy contenta, a pesar de no haber subido a la cumbre, porque pude conocer un lugar maravilloso, que no esta sobre explotado, y que a pesar de ser propiedad privada y que se deben pedir permisos para entrar, no es difícil de acceder, solo basta con tener ganas de aventurarse, salirse un rato de las comodidades de la ciudad, y conocer un lugar donde aun se puede ver la naturaleza en su estado mas puro.
Campamento Alto